"Sobre nosotros, los menos"




"Sobre nosotros, los menos"


El mundo de las ideas nos recuerda con exactitud que debemos intentar de realizar, en el tiempo que nos toca transitar, los sueños mas difíciles de alcanzar, los terrenos mas amplios de andar, las sensaciones mas extrañas de experimentar y sentir, o las utopías (¿las verdades del futuro?); en este punto se funden nuestras fuerzas e invitan con ahincó a otras almas a participar, a pertenecer, en cuerpo y mente de este novedoso espacio de luminosidad mutante, que aun encontrado el preciado sitio de exhibición, seguirá eligiendo vagar por el universo por su pura condición natural de "nomade y prepotencia de trabajo".
Desde ya, advertimos al lector, que nos complace en acompañarnos en esta nueva gesta, "El Absurdo", por lo tanto no se debe esperar que lo producido deba ser forme en tiempo y orden, ya que detrás de esta figura se esconden puertas, que esconden puertas, que esconden; ¿que esconden?.
También integra nuestro cuerpo de trabajo "El Surrealismo", ese distintivo individuo que nos acerca sustancialmente las herramientas necesarias para recrear lo que forma no toma dentro de los interminables campos de la concepción de los pensamientos. Sin embargo, de esto no tendríamos conocimiento sin antes haber gestionado el halo protector de un estamento conceptual tan básico y vital como "El Arte"...el oficio del ingenio, la destreza, la maña, la inspiración, el arduo trabajo, el amor, el odio, la vida, la muerte, la maestría, el corazón, los ojos...y muchos puntitos suspendidos.
Al introducirnos de lleno en el seno de lo que nos moviliza, prometeremos entregar toda nuestra valentía y coraje en función de desrealizar todo lo realizado, y conservar en su punto mas álgido la impronta representativa de lo artístico, o sea: "...nos verán arder en las nubes del mar...".
Circunstancialmente lo escrito aquí, podría llegar a parecer una farsa, pero no lo sera dado que existen demasiados fundamentos predispuestos en generar y establecer contactos adecuados entre los que vayan a leer y los que vayan a escribir, y viceversa.
Para una mejor interpretación, es debido aclarar, que lo mas notorio es el cambio de perspectiva en la didáctica y practica para "Artistar", conduciendo todo movimiento sensorial hasta la desintegración absoluta o casi absoluta, de lo humanamente constituido, utilizando la metáfora como cinta transportadora de designios corpóreos.
Si hasta aquí usted no ha entendido nada, perfecto. Debemos confesarles, como si fuera un extravío sin retorno alguno que:
"¡Nosotros tampoco!".
Por esto, y concluyendo con nuestra primogénita declaración, le damos la bienvenida a este espacio, dirigiendo una suplica al viento para atraer a vuestros corazones el deseo y el placer de disfrutar o no, este, nuestro lienzo de letras, donde el resto de las cosas serán meramente convencionales y hasta ridículas.
Antes de seguir con esta tertulia queremos recordarles que: "...las estrellas no saben de amor, ni de desprecios, no saben porque la carne no llega a ellas, ellas no llegan a la carne, que tiene un rió de estrellas...".

BsAs-Argentina-08/11-



viernes, 12 de agosto de 2011

Donde convergen la L y las Ls.



por Mia R.



En el colectivo que tomaba de niña para ir a la escuela,
en la ventana del aula, un día de sol que se oscureció de repente ante los ojos de sus compañeros, futuros infames que lo ignoraban (ella lo sabía).
En el camino a casa, donde una ermita hacía las veces de receptáculo de fe y de circo sedentario.
En los paraísos de  la vereda de la casa de sus abuelos, bajo un calor marrón que se atragantaba hasta oir el pitido salvador.
En las noches, en su cuarto iluminado precariamente, en las pilas de libros enfermantes y seductores.
En los menesteres de sus tías, en las puteadas de los vecinos.
En los saltos mortales hacia los brazos del gorila, en cada paso en la resaca de su espalda, en las garras suaves que la sostenían a diario.
En el aroma a invierno, en su color triste, en el sonido melancólico de la suavidad solitaria que dejaban sus padres.
En los harapos de los niños mendicantes de la otra cuadra, en el piloto hecho de bolsas de la señora desdentada.
En las risas de los poderosos.
En las bellezas adolescentes.
En cada instante donado a los otros.
En su despacho de lágrimas perfectas que elaboraba al atardecer, el atardecer de los murciélagos rosados.
En los primeros villanos, el primero diría ella, en los que le siguieron, en los que mataría luego.
En sus páginas blancas, todas escondidas con recelo.
En sus cabellos sanos, camuflados, lacios.
En la distancia prohibida, en la proximidad indeseada, en la lejanía anhelante.
En los años perdidos, sí esos que jamás llegaban y en los  que el Caos se apoderó de ella.
En el ritual impune.
En sus bailes.
En su alcohol.
En su bondad.
En su rechazo y en su violencia, en su cuerpo, en sus manos, en los susurros de los que la aman, en los recuerdos de sus muertos, en las fotos reclamadas, en su cama repelente, en su sillón, obsequio de Morfeo.
En sus ojos, en sus dientes, en su lengua, en su última neurona.
En su sangre pero no en su alma.

(16122009)

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